lunes, 25 de mayo de 2009

Mi canto para una nueva América Latina

Hay momentos que me dan ganas el salir huyendo de Guatemala. Otras veces me dan ganas de llorar. A nuestro estado permanente de exclusión y de racismo ahora se suman la violencia indiscriminada que afecta a todos los sectores sin excepción y la impunidad. La pobreza y la extrema pobreza no sólo se reducen sino que aumentan. Tenemos uno de los índices más bajos de desarrollo humano del mundo. Hablo de Guatemala, sí, pero podría estar hablando de cualquier otro país de América Latina. Quizás excluya a Chile o a Brasil o a Colombia, pero no puedo hacerlo porque sus realidades, como la de Guatemala, me chocan, me abruman, me generan impotencia y hasta asco.

¿Cuándo y como comenzó esto? Desde la misma conquista y colonización europea o sea cuando se sometió a esclavitud a los originarios de nuestros ahora países y cuando se exportó mano de obra de negros, traídos de África a la fuerza. Pero esto es historia y las cosas pudieron cambiar con las independencias de las regiones, con el nacimiento de nuevas repúblicas, con las revoluciones, con la llegada de nuevas ideas y doctrinas, pero no fue así, se mantuvieron las estructuras coloniales y se crearon estados mono culturales, en los que se privilegiaron a minorías en detrimento de las mayorías. El resultado hoy día es que, según estudios de organismos internacionales, en Guatemala el 56% de su población vive en pobreza y de estos un 22% en extrema pobreza ( somos 13 millones de habitantes). Cifras más o menos similares se dan de los otros países del área.

En lo personal soy un hombre de fe, creo en un mañana mejor y no escribo desde el resentimiento porque soy uno de los privilegiados de mi país, tengo educación universitaria, vivo bien y trabajo en una instancia de gobierno. Pero eso no me impide soñar con una nueva América Latina, en paz y con justicia social, así como asumir mi compromiso. Es por ello que me he sumado a los miles de personas que dentro de movimientos pacifistas comienzan a generar cambios, a exigir justicia, a reclamar derechos, y a pedir el respeto por los derechos humanos de cada uno. Con satisfacción compruebo que, poco a poco, día a día, lo vamos consiguiendo. Es por ello que no me voy de Guatemala, es por ello que reprimo mi llanto y me pongo a trabajar. El pasado ya no existe, es el futuro que nos espera, pero para que este sea el que queremos tenemos que comenzar ahora, yo lo estoy haciendo y ¿usted?

Max Araujo
Guatemala Ciudad. Guatemala

martes, 19 de mayo de 2009

“Ser pobre es tener los mismos sueños para el futuro que cualquier otro, pero no tener cómo hacerlos realidad.” (1)


Tom me decía hace un par de semanas que los pobres en el Reino Unido lo son porque lo eligen, porque no se esfuerzan lo suficiente, incluso que no hay pobreza en el Reino Unido, que las prestaciones sociales les dan de comer y son suficientes… y yo, con los nombres y las caras de tantos pobres que he conocido agolpándose en mi cabeza, torpemente argumentaba que no, que la pobreza existe, que se impone, que no son culpables… pero tan torpemente que no pude convencerle, esta es mi segunda oportunidad.

Cuando Pete buscaba trabajo y no lo encontraba el estado le proporcionaba unas 400 libras al mes para vivir él y su esposa (que también buscaba trabajo). Y con esas libras mensuales no lograban: ni comprar suficiente comida para pasar el mes -el coste de la cesta de la compra para dos se calcula en 250 libras al mes; ni pagar el alguiler aún subencionado suponía unas 70 libras al mes; ni pagar el transporte para visitar a hijos y nietos -un billete  para llegar al centro de Londres cuesta 15 libras, un billete de autobús 2 libras; ni tener lo suficiente para pagar la luz, la calefacción, el teléfono, la reparación de lavadora, comprar tabaco, ropa, ir al cine, salir a bailar, invitar a los nietos a un helado, celebrar la navidad… jamás lo suficiente.

Pete nunca dejó de buscar trabajo, algunas veces hasta lo encontró, entonces ganaba unas 4 libras a la hora, unas 600 al mes. Un salario injusto que no permite –ni a Pete ni a miles como él- salir de la pobreza y construir un futuro; y unos trabajos que no estaban pensados para durar: una campaña de Navidad en una fábrica, o de otoño limpiando las hojas de las calles de Londres, o unos días de peón en una obra, o de vendedor de contratos de teléfono imposibles de vender… Al final de cada intento era siempre complicado recuperarse: volver a los papeles para solicitar las prestaciones sociales y la vergüenza de un nuevo fracaso, pero unas semanas de trabajo servían para pagar algunas deudas y algo más, así lo decía Pete “cuando salgo a trabajar por las mañanas me siento como una persona normal, pienso que todo va a cambiar, que a partir de ahora seremos una familia normal”. 

Me impresionaba su determinación y su gentileza. Me impresionaba que fuera a tantas entrevistas, que pudiera manejar tantos fracasos, tantas humillaciones, que pudiera volver a levantarse y que no estuviera siempre enfadado, que no nos detestara a todos, que no detestara al mundo que le trataba tan mal, que le dejaba siempre al margen de la oportunidades, sin haber hecho nada mal, al menos nada peor que cualquiera de nosotros.

No tener nunca el dinero suficiente para vivir es vivir en la pobreza. No poseer las herramientas –de manera real- de acceder a las oportunidades que nos sacarán de la pobreza, es estar condenado a vivir en la pobreza crónica. Malo es saber que los demás piensan que es todo culpa tuya, lo peor –sin duda- es empezar a creértelo: “Pobreza es ver en la tele cómo las cosas deberían ser y pensar que debe haber algo mal en mi que hace que mi vida no pueda ser así”(2).

Releyendo estas líneas me doy cuenta de que dificilmente convencerán a Tom de nada, ni de que la pobreza existe, ni de que no es culpa de ellos, ni de que es necesario hacer algo para remediarlo, ni de que él mismo podría hacer algo para remediarlo. Pero a  lo mejor a ti, lector, internauta, persona de a pie, ciudadano, ser humano, a lo mejor te he convencido a ti. Eso sería una suerte.

Beatriz Monje Barón. 
Londres, Reino Unido


(1) (2) Las citaciones vienen de un taller organizado por ATD Fourth World UK www.atd-uk.org en el que participaron personas en situación de pobreza.

lunes, 18 de mayo de 2009

El reto de nuestra época es destruir la miseria y la exclusión

La Sra. Guadalupe decía: "Regresamos a México porque Juan mi marido perdió su trabajo en Nueva York, mis hijos no hablan bien español, no se acostumbran en el colegio; Juan no encuentra trabajo, somos una carga para sus padres. No sabemos que hacer."  

La crisis no es una novedad para gran parte de la población mundial, que vive en permanente crisis desde hace mucho tiempo, destruyendo sus posibilidades de una vida digna y segura, crisis cruel e implacable que condena a millones de familias a vivir en el hambre y la desesperación. Se dice que lo peor está aun por venir y podemos ver en México y la región latino americana el cierre de fábricas, comercios, etc. con el resultado de miles de despedidos y familias dejadas a su suerte.

La situación de los más pobres se está agudizando, principalmente porque la desocupación masiva se está extendiendo, cada día el número de pobres en el mundo es mayor, por lo que los más pobres , que ya de por sí son olvidados, ahora pasaran a ser "la última rueda del coche". Los pobres y los nuevos grupos que se les sumen serán los beneficiados con la generación de empleos y apoyos institucionales a través de seguros de salud, desocupación, etc. Los más pobres serán mucho más marginalizados, puesto que ellos no tienen las relaciones sociales fuertes y duraderas, ni experiencias inmediatas de trabajo, que sí los tendrán los nuevos pobres. 

Ahora que está en peligro el sistema financiero vemos como los Estados y las organizaciones mundiales se movilizan para frenar su impacto devastador. A pesar del fracaso del modelo neo-liberal, muchos gobiernos persisten en continuar aferrados a éste, que se sustenta en la ganancia y el lucro. Sin embargo, la situación que vive el mundo plantea la urgencia de repensar la economía y el desarrollo de nuestros pueblos a partir de distintos valores, poniendo por delante las necesidades del ser humano, sobretodo de aquellos que desde hace mucho viven las consecuencias de la miseria y la exclusión, sólo actuando así podremos estar seguros de forjar modelos económicos y de desarrollo coherentes e inclusivos.

Será importante que alcemos la voz para que en las distintas acciones se involucren en primer lugar a los más pobres y se construyan puentes con el conjunto de la sociedad; se debe extender y legitimar el reconocimiento del 17 de Octubre como "Día Mundial del Rechazo a la miseria", para lo que las secretarias o ministerios de educación, oficialicen esta fecha, cuidando que los más pobres sean los principales actores junto al resto de la sociedad; impulsar que en escuelas, colegios, institutos superiores, se implementen cursos sobre extrema pobreza y exclusión, para lo cual se dispone del suficiente material bibliográfico en distintos idiomas.

El reto de nuestra época es destruir la miseria y la exclusión. Ésto sí es posible, si es que los gobiernos, organismos internacionales y las transnacionales, asumen la decisión política y económica de hacerlo y todos nosotros como miembros de la sociedad asumimos el rol que nos corresponde en ésta lucha.

Marco Aurelio Ugarte.
México D.F. México

jueves, 14 de mayo de 2009

Pueblos indígenas y extrema pobreza

La subordinación de los pueblos indígenas se dió a través del despojo permanente de su sistema de vida, con el propósito, en países como el de Bolivia de mayoría indígena, de convertirlos en mano de obra gratuita, barata y de fácil explotación. Esta situación ha llevado a los indígenas a la más extrema pobreza.

Una de las soluciones a la extrema pobreza indígena, por sus características étnicas y culturales esta en la dimensión política, de reconstituir y fortalecer el derecho a la autodeterminación, porque ninguna cultura debe estar subordinada a otra.  La reconstitución es la organización de acuerdo a la concepción de vida que se tiene, en el caso andino sería el bien vivir, “Suma Qamaña”, que es el estado de bienestar, la relación de equidad entre las personas y la comunidad, entre éstas y la naturaleza, siendo una relación profunda de respeto y sentido por la vida misma.

Somos parte de la naturaleza, las mujeres y hombres no sólo convivimos con nosotros mismos, sino con todo lo que nos rodea, con el viento, el agua, fuego, el sol, la luna, la piedra, los cerros, los animales, los árboles, etc. Por ejemplo la piedra: “qala”,  que es considerado inerte, tiene vida, existe hembras, machos, niños y abuelos piedras, saben y sienten. Desde la vida microscópica hasta el universo, todos los seres tienen su lugar, nadie es superior ni inferior. Yo soy tú y tú eres yo; pertenecemos a la cultura de la vida.

En 1854, un gran jefe indio del pueblo Suwamish (ahora Washington), recibió la propuesta del presidente norteamericano de venderle las tierras de su pueblo. El jefe indio le contesto:

 “¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento o  el calor de la tierra? Esta idea nos es desconocida ¿Qué hijo vende a su madre? ¿Cómo le voy a vender  la tierra, que es como la madre para mí? ¿Cómo yo le voy a vender los ríos, si los ríos son la sangre de mis antepasados?

Cada trozo de esta tierra es sagrada  para mi pueblo, cada mata brillante de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y el paso de mi pueblo.

El  aire tiene un valor inestimable para nosotros, ya que todos los seres comparten un mismo aliento, el animal, el árbol, el hombre todos respiramos el mismo aire”. El aire comparte su espíritu con la vida que sostiene". (Extracto) 


Maria Sandra Ochoa Ramos
La Paz - Bolivia

lunes, 11 de mayo de 2009

EUROPA HACE DESAPARECER LA POBREZA EXTREMA

PONGAMOS ESPAÑA COMO EJEMPLO

Desde hace unos años en numerosos países de Europa, entre ellos España, ya no se habla de miseria, ni de pobreza extrema, ni siquiera de pobreza a secas, ahora se habla de pobreza relativa y de exclusión social. También se habla de “colectivos”, pero esta será la historia de otro artículo.

¿Y qué es la tasa pobreza relativa? Es el porcentaje de personas que están por debajo del umbral de pobreza. El umbral de pobreza está fijado en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo y la mediana es el valor que, ordenando a todos los individuos de menor a mayor ingreso, deja una mitad de los mismos por debajo de dicho valor y a la otra mitad por encima. 

Para obtener esta tasa se utiliza la Encuesta de Condiciones de Vida que en 2007 decía que el 19,7% de la población residente en España, 23,4% de los niños menores de 16 años, está por debajo del umbral de pobreza relativa. ¿Uno de cada cuatro niños en España es pobre?

Pero, ¿qué es este indicador de pobreza relativa?, ¿para qué sirve?, ¿qué consecuencias tiene sobre las personas que realmente viven en la pobreza extrema?

Es, ante todo, un indicador de desigualdad social. 

No mide la pobreza extrema porque las personas que la viven, por su situación, están excluidas de los muestreos de la Encuesta de Condiciones de Vida.

Sirve para expandir la noción de “colectivo de pobres” y ocultar así la pobreza extrema. Permite, por ejemplo, que en la Unión Europea ya no se hable de políticas de lucha contra la pobreza (mucho menos de lucha contra la pobreza extrema) sino de políticas de inclusión social. 

Mide la pobreza y, por lo tanto dirime al Estado de su responsabilidad de medir, estudiar... la pobreza extrema: quiénes la viven, qué la causa, cuales son las condiciones de vida, qué pistas para actuar…

Permite la elaboración de políticas de igualdad, equidad y justicia social basándose en la situación y las características de un 20% de la población. Se crean servicios, se elaboran proyectos de los que las personas que viven en la pobreza extrema no se benefician o, si participan, fracasan estrepitosamente. Y se les culpabiliza de este fracaso, de que el Estado invierta tantos recursos en ellos y ellos sigan en las mismas condiciones o peores. Y, sin embargo, es evidente, ¿cómo se van a beneficiar de proyectos que no tienen en cuenta sus condiciones de vida, sus capacidades, sus dificultades, sus esfuerzos...?

Otra evidencia: si queremos saber algo sobre la pobreza extrema en nuestros países, es necesario combinar los estudios cuantitativos con estudios cualitativos, estudios que profundicen en la historia, las condiciones de vida y la lucha de familias que viven en la pobreza extrema y, en la medida de lo posible, que estas personas sean actores y no meros objetos de los estudios.


Cristina Diez Sagüillo
Madrid, España